Llegamos muy pequeños, apenas podíamos alcanzar los escalones que comunican la portería de Tutor con las aulas de las vacas, los pingüinos y los patos aquel primer día de clase en el año 2016. Las mochilas rozaban nuestras rodillas mientras intentábamos hacernos a los primeros zapatos colegiales que aquel día estrenábamos.
Entramos en las aulas de la mano de nuestros papás y si hubiera sido por nosotros ¡aquel terrible primer día no la hubiéramos soltado! pero vosotros confiabais plenamente en la decisión tomada, en compartir nuestra educación con las Madres Concepcionistas.
Os fuisteis, y no podemos engañar...¡Aquella mañana lloramos mucho porque os echábamos de menos! Y ahora...¡mirad a nuestros papás! son ellos los que, disimuladamente, recogen en un pañuelo las lágrimas de emoción que brotan de sus ojos.¡Después de 3 años sus pequeños han crecido, se han graduado y pasan a Primaria! ¿Acaso no están justificadas esas lagrimillas de orgullo, de alegría, de esfuerzo al ver la hermosa trayectoria de todos estos niños?
Lágrimas que demuestran satisfacción, regocijo y reafirmación de aquella decisión que 3 años atrás tomasteis.
¡Somos niños felices! y eso es primordial en nuestro proceso de aprendizaje, pero lo más importante de todo es que tanto para nuestras familias como para nuestros profesores cada uno de nosotros es ÚNICO, especial e increíble y así hemos pasado estos 3 años, rodeados de cariño, de paz, de alegría, creciendo en valores y en conocimientos.
Papás, preparaos para la siguiente fase porque ya somos mayores y ¡pasamos a Primaria!